Mi vida no ha sido fácil los últimos tres años... o los últimos nueve años... o toda mi vida, en general; para resumir un poco.
Aún así, no vivía en el Infierno, aunque tampoco era el Paraíso mi vida.
Igualmente, no me quejo ni me lamento... bueno, no mucho.
Y mi memoria alberga tantas anécdotas memorables, tanto buenas como malas, que algunas recuerdo como si las hubiera vivido ayer y otras las he bloqueado bien por simple despistez o porque de verdad necesitaba hacerlo y/u olvidarlo.
No sé, tal vez me afectaron porque siempre fui un muchacho sensible, por así decirlo.
Tal vez no tuve ni tengo la mejor vida, pero tampoco estoy no conforme con la misma; mis viejos hicieron lo que pudieron para criarme lo mejor posible y, aunque no fue su mejor esfuerzo (Y lo sé o, al menos, eso creo), se los agradezco y tanto, aunque nunca se los digo.
Pero, a pesar de todo, aprendí y sigo aprendiendo a ser buena persona, tanto inspirados por mis progenitores como tantas cosas que aprendí durante el trayecto hasta mi actual edad.
Y, como diría una frase de la canción "El Tiempo No Para" de Bersuit Vergarabat: "Soy sólo un hombre más..."
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