Borges, entre espejos y laberintos

Hace dos días, más o menos, en uno de esos momentos de aburrimiento casi masivo (En esos en que es imposible no preguntarse por qué existimos o, por lo menos, por qué carajo estamos tan así o algo parecido), me encontraba buscando algo que no sabía qué era.
Es decir, buscaba algo (Cualquier cosa) que me quite ese estado de... bueno, ya dije el estado en que me encontraba.
Y resultó ser una revista.

En la revista "MUY Especial" (Año 03, Número 06, Julio 2011) encontré un muy interesante mini-relato.
Éste número de la mencionada revista era especial, ya que sus autores lo publicaron bajo el título de "Biografías: 20 personajes para la eternidad".
Entre uno de esos personajes, se encontraba uno de muchos otros grandes: Jorge Luis Borges.

También estaban Gandhi, Napoleón, Lincoln y Elvis, entre otros.
Pero lo que más me gustó, fue unas breves palabras, que ampliaban el artículo de Borges.
Estaba titulado como "Borges, entre espejos y laberintos" y voy a compartirlo ahora, esperando que te guste.

"A lo largo de su extensa carrera, hay dos grandes imágenes reccurrentes que cautivan a Borges y que impregnan de misterio su obra: el espejo y el laberinto. El primero com presencia de lo ilusorio, de una otredad que aterroriza y hurga con su propia mirada. Borges expresaría el porqué de su miedo a los espejos, entre otras piezas, en su poema Los espejos, con alguno de sus versos más evocativos:

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
paredes de la alcoba hay un espejo,
ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
que arma en el alba un sigiloso teatro.

El laberinto será la metáfora del hombre que se encuentra envuelto, retenido.Un espacio en el que el hombre intenta hallar su camino para llegar al otro lado de su encrucijada y liberarse. En su poema El ciego, revelará su última imagen de laberinto, un laberinto formado de luces y sombras, su propia ceguera, que finaliza con el verso:

El azul y el bermejo son ahora una niebla
y dos voces inútiles. El espejo que miro
es una cosa gris. En el jardín aspiro,
amigos, una lóbrega rosa de la tiniebla.
Ahora sólo perduran las formas amarillas
y sólo puedo ver para ver pesadillas."