miércoles, 11 de diciembre de 2013

Chuenti-uán (Parte IV)

Siempre me caractericé por ser un chico bastante tranquilo.


Más que eso, siempre fui tímido, reservado, retraído, aislado y más etcéteras similares.


Eso debe deberse a mi baja autoestima, a mi falta de actitud, a mi falta de motivación...


Bueno, ésto último no tanto (Y tengo justificación para eso).


Y eso ha dejado un gran vacío en mí, porque -A pesar de la familia, de los amigos y de mis pasatiempos, que es lo que más atesoro en ésta no soñada vida- muchas veces me siento medio vacío... medio lleno y medio vacío.

Medio lleno, por lo que tengo, lo que mencioné... y medio vacío por lo que no tengo y me gustaría concretar.


Y. cuando me pongo a pensar en mi sentimiento de vacío, cometo el equivocado error de darme manija y quedo flotando, suspendido, en ese éter con nada más que nada; en vez de dejarme caer al mar de mi parte llena, caer en lo profundo y mojarme y ahogarme en las personas y cosas que me hacen bien.


Me resulta difícil poder cambiar ésta actitud. 


Quisiera poder hacerlo, pero ya soy así: 21 años de vida y todo un perdedor. 


Por favor, no cometas mi error, pues perderás bastante: oportunidades, personas, incluso sentimientos... a mí me pasa.


Si querés algo, no te quedes y erseguilo hasta que se a tuyo y no lo dejes escapar.


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