Porque nadie es capaz de decir y/o predecir lo que pasará a futuro, por más que lo deseáramos.
E ignoro completamente esas sesiones espiritistas o como carajo sea que se llamen cuando esas señoras "te tiran las cartas" para "ver tu futuro" y quién sabe qué y cuántas babosadas más por el estilo...
Yo ya lo veía venir, no sé por qué, aunque... en realidad, no quería que pasara.
Pero pasó...
Lamentablemente... pasó.
Me cuesta creerlo, todavía no puedo terminar de caer.
Hasta me siento responsable, por más que yo no hubiera sido el causante.
Me siento con una terrible amargura, con una trilladora y resonante orgía de tambores militares taladrándome la cabeza, con un nudo marinero en la garganta (Esos que son más complejos y difíciles de desatar) y quién sabe cuántas analogías metafóricas más sobre dolor y sufrimiento tengo... las tengo.
Pasó casi como a las 21:00 hs. de hace unas horas, de la noche del día 12 de septiembre de 2013, en la ciudad de Córdoba.
Todos nos asustamos y preocupamos, aunque había gente que todavía no lo sabía.
Pasó, te llevamos, pero quien pudo ayudarte no estaba.
Así que fuimos hasta más lejos; ella, él, vos y yo, mientras yo te hablaba para que pudieras responderme... algo, lo que sea.
Mas nada, ya en el taxi... ah...
Llegamos, pero... ya era demasiado tarde.
En el momento exacto en que empezó la cuenta regresiva, puedo asegurar que la peleaste, la peleaste como pudiste... luchaste, luchaste hasta lo último.
Mas, lamentablemente, no fue suficiente.
La señora mala te ganó.
Aún así, admiro tu valor.
No sé si echarle la culpa alguien, puesto que es fácil hacerlo.
Si al que llaman "Dios", al que llaman "Diablo" o al pelotudo insensible ese... da igual.
Y, cuando se dio la noticia, tuve que darla.
Llamé a mamá, pero me sonaba su estúpido sonido de espera: "¡Corre!" de Jesse y Joy.
Nunca en la puta vida le presté atención, ni a la canción ni al dueto.
Tal vez porque no es mi onda, que es lo más seguro... o tal vez porque es meramente comercial; sea cual sea la razón, ni pelota.
Y di la noticia, luego de tres o cuatro intentos de haber llamado a mamá y haber escuchado la susodicha canción.
Y volvimos.
Y el taxista que nos trajo tenía encendida la radio y justamente estaba dando la misma canción.
Y pensé "¿Es una señal?"
Inmediatamente, con vos en mi regazo, me puse a llorar... otra vez.
No lloraba tanto desde que mi gran paciencia se corrompió por culpa de mi papá, hace como tres años (A mis 18), cuando éste estaba en uno de esos días que es preferible no mencionar ahora.
Ni en el velorio de mi abuela, cuando tenía 10 años...
Pero a vos sí te lloré y pienso seguir llorándote.
Pero también espero que, al dormir, pueda encontrarte en mis sueños, porque obviamente tenés un lugar tanto ahí como en mi memoria y en mi corazón...
Te quiero mucho, Uma...
Y, para despedirme (Sólo por ahora, puesto que voy a seguir dedicándote publicaciones en éste humilde intento de blog), esa canción...
Que en paz descanses, mi querida hermanita... -- Uma - 07/04/13 - 12/09/13 |
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