lunes, 4 de julio de 2011

Dolor de cabeza

Una onda así, pero más real, es como me suelo sentir a veces.

Hace un par de días que vengo con ésto, no lo puedo sacar ni tragar, sólo sigue ahí, como intacto.
Aunque cuando me olvido de él, desaparece, pero sólo momentáneamente.
Y me vuelve a cagar el momento en que estaba haciendo algo tranquilo o útil (O no útil).

¡Pero bueh! De a poco, me acostumbro a convivir con el dolor, es algo para nada placentero, pero satisfactorio.
Duele por acá, duele por ahí, duele por el otro lado; duele en muchos lugares a la vez, pero nunca la combinación de todos esos dolores en un solo lugar.
Y todo empezó cuando me golpeé, sin que querer, la cabeza, un día que estaba a punto de irme a dormir.

Habré puteado de lo lindo, sí, no lo voy a negar.
Pero, también, la música hace bastante por mí.
Me acuesto, me pongo los auriculares y activo el reproductor de música.

Canciones en español y en inglés; de rock nacional, de punk, de hard rock, de baladas (De rock, obvio), de metal...
Hasta que el sueño gana, me quito los auriculares y quedo dormido, así hasta el otro día, con el celu-despertador no muy temprano, aunque quede dormido una hora más a la hora que va a sonar.
Al otro día, el dolor vuelve (Y sigue lo del día anterior).

Día largo, muchas cosas por hacer (Por más que recién hayan empezado las vacaciones de invierno), mil líos, mil cosas en qué pensar y, por si fuera poco, el mismo dolor.
Ahora bien, me pregunto: ¿Cómo carajo le hacen los que tienen más responsabilidades que yo? ¿Los que no tienen tiempo ni para mandarle un SMS a su familia para saber cómo está?

O, por lo menos, también, ¿Cómo le hacen los que no tienen ni una responsabilidad? Porque sólo debería importarle su subsistencia.
Eso sí, de verdad, sería un gran dolor de cabeza, estallaría.
Aunque siempre hay solución.

La música, como dije antes, me salvó en muchas ocasiones.
¿Qué te hace sentir bien a vos?
Música, amigos, día al aire libre, lejos de la ciudad, lejos de cualquier ruido molesto a los oídos de uno, lejos de lo cotidiadno, lejos de lo mismo, lejos...

Hay solución a todo y, si no, hay calma.
Pero siempre es posible dejar lo mismo por algo que nos haga sentir mejor, que nos haga tener paz mental.
Y no me arrepiento, por ahora, de lo que estoy diciendo.

Y ya, para terminar, dejo de escribir, porque el dolor de cabeza me está matando.

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