"Yo no amo la vida, sólo algunos momentos de ésta..."
Es una frase que la vengo pensando desde hace no mucho, tal vez unas semanas.
Porque para mí es así: la vida puede parecer como una tierna oveja (O no sé cual es la bestia más adorable, que no sea yo), aunque por dentro es un lobo (O no sé cuál es la bestia más salvaje) dispuesto a devorar a cualquier salame que se trague TODO lo "bueno" que ésta le brinda.
Me gustan los pequeños momentos de la vida, como pasarla bien con amigos, escuchar música... (En fin: lo que me gusta) como, obviamente, a mucha gente.
¿Y qué hay de los desdichados momentos de la vida? En ocasiones odiamos todo, desde la familia, el mundo, el día que nacimos hasta nosotros mismos.
Lamentarse, llorar, deprimirse como si nada tuviera remedio... son posibles reacciones y, en ese momento, las únicas salidas que podemos ver.
Pero no está mal mirar un poco más allá; es decir, secarse las patéticas lágrimas de cocodrilo y hacer frente a lo que no nos cae bien.
¿Como qué? Qué sé yo. Yo, personalmente, hay cosas que casi nunca me caen bien y, sin embargo, tengo que convivir con lo que yo llamo "la mierda de la vida".
Puede importarme un carajo y medio, puedo ni siquiera pensar en ese tipo de "mierda", puedo putearle para que se escuche hasta la última esquina del mundo, también (Éstá última es la que más uso, ya que me siento más liberado, menos reprimido).
Hay muchas opciones que cada persona va a encontrar para sacarse el odio (Por decir) que siente por muchas cosas (O personas, ¿por qué no?) que no le caen bien.
Y acá me despido, haciendo una de las tantas que me gusta hacer: escribir para sacarme lo que tengo de adentro, lo que me pide salir y no me puedo negar a eso, sino me odiaría a mí mismo (Bueno, un poco más de lo que ya me odio).
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