Eran las 10 y media de la noche de un sábado de mediados de septiembre u octubre del 2010. Me encontraba solo, escuchando música, en un cyber, con $35 en el bolsillo y ya a punto de irme a dormir. Lo pensé, detenidamente: "Sábado, $35, aburrimiento de la San Puta. Más que dormir, me iría de fiesta por ahí.". Esa fue una mejor idea, pero no tenía con quién ir.
Estaba a punto de cerrar mi cuenta de Féisbuk, cuando uno de mis mejores amigos (Que también es mi hermano) me propone para ir al boliche, por el pedorro chat de mencionado sitio anteriormente. Me prendí al toque, sin pensarlo. "¿Me visto para matar o sólo para cazar?" le dije, bromeando, "Andá como vos quieras" me contestó. Cerré la cuenta, fui a mi casa y me preparé para esperarlo a las 12 y media.
Tenía puesto una remera buena (Que no me acuerdo cuál era, por cierto), unos pantalones de jean verde y lo mismo la campera, aunque ésta era azul. Ya en la primera hora y media del domingo, fuimos en bondi con mi amigo y otro amigo más. Los tres nos veíamos de diez, bien apuestos, aunque cada uno teníamos una onda diferente. Alcohol (Moderado, en mi caso), música y baile: la mejor combinación para olvidarse de hasta quién es uno mismo. Los días siguientes, bueno, sólo comentando lo bien que lo pasamos esa madrugada y ya planeando qué hacer el finde siguiente.
Y, el tema de hoy, es eso. La onda de uno.
Muchos o algunos o alguien, alguna vez, te ha(n) dicho: cómo tenés que vestirte, cómo tenés que actuar, cómo tenés que comportarte, qué tenés que hacer, etc. Y, eso, de seguro, te habrá ahogado. Ni siquiera de recordarlo todo. Pero, la verdad, es que nadie dice ni debería interferir en las decisiones personales, si a uno no le gusta.
Yo tengo un dicho (Que, por cierto, acabo de inventarlo) y sería: El hombre (También la mujer, obvio, también, no voy a ser machista) es el/la que hace su onda, no al revés. Y es así. Mientras uno/a esté cómodo/a con lo que lleva puesto, no debería importarle lo que digan los demás de lo que tiene o no.
Porque, en éste mundo, hay 3 clases de personas: las que saben quiénes son, las que no lo saben y las que buscan ese saber. La primera y tercera persona son rescatables, porque van a hacer o decir lo que sienten, porque se sienten seguros/as de sí mismos/as. En cambio, la segunda, siempre va a estar en el abismo, siendo pisoteado/a, dejando que los demás hablen y hasta piensen por esa persona.
Y ya, para ir terminando, nada debería importarte si te sentís seguro/a. Eso es todo, por ahora. Es un buen tema, creo, tal vez más adelante lo continúe.
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