jueves, 27 de diciembre de 2012

Crímenes y Criminales de Argentina: Cap. VI: Caso Penjerek

(Ver anteriores: Cap. I, Cap. II, Cap. III, Cap. IV, Cap. V)


Norma Penjerek tenía 16 años cuando la vieron con vida por última vez, en mayo de 1962.
El único sospechoso fue un zapatero y consejal peronista, llamado Pedro Vecchio.
No obstante, con el tiempo, regresó a su zapatería y el crimen quedó impune.


Un misterio de medio siglo

'Crónica' agotó su tira de 100 mil ejemplares con los detalles truculentos del drama y publicó fotos de esas supuestas fiestas sexuales.

"Hasta el 29 de mayo de 1962, Norma Mirta Penjerek de Pedro era una muchacha de 16 años que escuchaba a Elvis Presley, cursaba el quinto año del Liceo de Señoritas Nº 12 y quería ser dentista.
Pero, a partir de ese día, después de que desapareciera cuando iba a una clase de inglés, su nombre quedó marcado a fuego en las crónicas policiales.
Un mes y medio después, en un descampado, apareció el cadáver de la joven, aunque hasta hoy se sospecha que ese cuerpo no era de ella.

La autopsia confirmó que la habían apuñalado y estrangulado con un alambre.
Hubo un detenido: el zapatero y concejal peronista Pedro Vecchio.
Una mujer lo denunció de organizar fiestas con adolescentes y traficar droga.

Se habló de una secta satánica, de creencias vampíricas y de un caserón en Florencio Varela, llamado 'Los Eucaliptos' donde se hacían orgías.
El diario 'Crónica' agotó su tira de 100 mil ejemplares con los detalles truculentos del drama y publicó fotos de esas supuestas fiestas sexuales.
El asesinato conmovió al país, al punto que hasta la CGT exigió su esclarecimiento.

Otra hipótesis, que no fue profundizada, apuntó al móvil de venganza: se dijo que la chica pudo haber sido asesinada por un grupo de neonazis furiosos, porque su padre habría delatado a Adolf Eichmann, capturado en Argentina y extraditado hacia Israel.
Al fin, por falta de pruebas, Vecchio fue liberado y el crrmen quedó impune.
El drama siempre despertó la atención de la gente.

Roberto Arlt, maestro de la crónica roja desde las páginas de 'Crítica' y 'El Mundo', decía que el crimen era el tema de conversación de los barrios: 'Esas vidas, la de los que matan su curiosidad y meten la nariz en las tragedias ajenas, sólo son más llevaderas con los crímenes que la enrojecen'."


(Fuente: Revista MUY Interesante | Año 04 | Número 08 | Septiembre 2012)

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