jueves, 14 de marzo de 2013

Crímenes y Criminales de Argentina: Cap. XI: Hnos. Schoklender

(Ver anteriores: Cap. I, Cap. II, Cap. III, Cap. IV, Cap. V, Cap. VI, Cap VII, Cap. VIII, Cap. IX, Cap. X)

Sergio (izq.) y Pablo Schoklender (der.).

Los parricidas más famosos

"'Mamá, nunca llegué a quererte.
Entre todos los recuerdos que me has dejado, prevalece la tristeza.
Fui el patito feo, el hijo no querido.

Me es imposible evocarte con ternura.
Creaste un infierno muy particular y, , ya lo ves: mirá el resultado.
Perdón, mamá, por éstas palabras.

Ojalá hayas encontrado, ahora, la paz.'
Con esas pocas palabras de puño y letra, desde el pabellón de máxima seguridad de Devoto, Pablo Schoklender definió la relación enfermiza que tenía con su madre Cristina.
Pero ella no pudo leer la carta, ni responderla; a esa altura estaba bajo tirra.

El 29 de mayo de 1981, Pablo y su hermano Sergio le habían destrozado la cabeza con una barra de acero.
Luego hicieron lo mismo con su padre Mauricio, que dormía en la cama matrimonial.
Al final, pusieron los cuerpos en el baúl del Dodge Polara de la familia.

Esa noche, en la casa de 3 de febrero 1480, en Belgrano, los hermanos Schoklender vivieron sus últimos instantes de anonimato: en pocos días, iban a convertirse en los parricidas más famosos de la historia criminal argentina.
Los dos fueron capturados y condenados a cadena perpetua.
El caso conmovió al país: diarios, revistas y noticieros contaron el drama de una familia de clase media.

Nadie, ni siquiera los hermanos -Que mantuvieron un pacto de silencio en torno al móvil del doble crimen-, supo explicar por qué dos jóvenes con futuro universitario y sin antecedentes habían decidido eliminar a sus padres.
En su libo, Yo Pablo Schoklender, Pablo dio algunas pistas: acusó a su madre de abusadora.
De su padre, en cambio, dijo que fue un hombre notable: 'A tu modo, fuiste un Quijote.

Me siento orgulloso de llevar tu apellido.'"


(Fuente: Revista MUY Interesante | Año 04 | Número 08 | Septiembre 2012)


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